Esta mañana hemos redescubierto uno de los lugares más señeros de Huelva, el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Cinta. De la mano de su santero, José Antonio Ceada, hemos escuchado historias y leyendas. También hemos visitado enclaves cargados de devoción, de tradición, de acogimiento y de historia. En sus jardines hemos escuchado el sonido del agua, el cantar de los pájaros y hasta allí llegaba el olor a azucenas de la ofrenda floral. Algunos tópicos aquí se hacen realidad: se respira tranquilidad, calma y se palpa la elegancia justa de los rincones bellos. Gracias José Antonio por acompañarnos con tanta amabilidad y cariño a redescubrir este Santuario.